"Barack sigue siendo el mismo
hombre de quien me enamoré" y "no creía que fuera posible, pero hoy
amo a mi esposo más que hace cuatro años", dijo Michelle, radiante con un
vestido fucsia sobre el escenario del Time Warner Cable Arena y actualmente una
de las figuras más queridas del partido gobernante con un 70% de popularidad
entre la ciudadanía.
El presidente "conoce el sueño americano
porque lo ha vivido, se puede confiar en sus promesas y mantiene intactas las
convicciones que lo llevaron a la Casa Blanca", resumió la primera dama.
Obama "nunca olvidó cómo
empezó", ni sus orígenes humildes, y cuando se trata de la reconstrucción
de la economía, de la salud o de la educación, piensa en sus valores y en dar a
todas las personas "las mismas oportunidades" que lo ayudaron a él a tener
éxito.
“El cambio es duro, el cambio es
lento, y nunca sucede de forma repentina. Pero al final llega, siempre llega”,
sentenció Michelle, reviviendo el viejo lema de campaña de "Cambio"
(reemplazado en este 2012 por el menos ambicioso, "Adelante").
El presidente, que llegará este
miércoles a la ciudad de Charlotte para aceptar el jueves oficialmente la
candidatura por su partido a la reelección, estuvo siguiendo el discurso de su
esposa en la Casa Blanca junto a sus dos hijas, Malia y Sasha, que el
departamento de prensa del Gobierno dio a conocer el martes por la noche.
"Estaré en casa, y estaré viéndolo con nuestras hijas. Y voy a intentar que no vean a su padre llorar, porque cuando Michelle comienza a hablar, se me humedecen los ojos", reveló horas antes Obama durante un acto de campaña en Norfolk, Virginia.
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